Jonathan Olvera//La Noticia de Tlaxcala
Nativitas, Tlax., 1 de abril de 2025.- Tlaxcala vive una nueva escalada de violencia. El hartazgo y la desconfianza en las autoridades desataron una brutal reacción en San Miguel Xochitecatitla, Nativitas, donde un hombre señalado como presunto secuestrador de una niña de 9 años fue golpeado hasta la muerte y su cuerpo fue incendiado en plena plaza central.
El secuestro que encendió la furia
Los hechos comenzaron cuando, según reportes de testigos, dos sujetos a bordo de una motocicleta negra con amarillo raptaron a la menor cuando se dirigía a la escuela. Alarmados, vecinos y familiares de la víctima alertaron al 911 y comenzaron una intensa búsqueda que derivó en bloqueos en los accesos del municipio.
Gracias a la rápida movilización de los pobladores y la intervención de la policía, la niña fue rescatada. Uno de los presuntos responsables, identificado como Rodrigo N., de 36 años y originario del Quinto Barrio de Panotla, fue detenido por los elementos de seguridad.
Linchamiento enardecido: la multitud tomó la justicia en sus manos
Lo que siguió fue una escena de horror. La turba, enfurecida y clamando justicia inmediata, arrebató al detenido de las manos de la policía. Sin posibilidad de intervención, los agentes vieron cómo el hombre era brutalmente golpeado hasta quedar inconsciente. Pero la furia no se detuvo ahí: el cuerpo, ya sin vida, fue rociado con gasolina y consumido por las llamas frente a decenas de testigos.
Gobierno de Tlaxcala: “Rechazamos los hechos”
Ante la ola de indignación y temor que ha generado el linchamiento, el Gobierno del Estado emitió un comunicado en el que condenó la violencia y aseguró que la gobernadora Lorena Cuéllar ha instruido un equipo de atención psicológica, jurídica y médica para la menor y su familia. Además, hizo un llamado urgente a la ciudadanía a confiar en las instituciones y respetar el Estado de derecho.
Tensión en la zona: miedo, bloqueos y exigencia de justicia
El ambiente en la comunidad sigue siendo tenso. La carretera federal permanece bloqueada, con pobladores exigiendo respuestas y mayor seguridad. El miedo y la indignación se sienten en el aire.
Este linchamiento es un reflejo del creciente hartazgo de la población ante la inseguridad y la impunidad en Tlaxcala. Mientras algunos ven en este acto una expresión desesperada de justicia, otros advierten sobre el peligro de normalizar la violencia como respuesta a la criminalidad.
¿Qué llevó a este extremo? ¿La falta de confianza en las autoridades? ¿La impunidad de los criminales? Lo cierto es que, una vez más, la justicia por mano propia se impuso en un estado donde la seguridad se ha convertido en una deuda pendiente.