Jonathan Olvera/La Noticia de Tlaxcala
Tetlanohcan, Tlax., 8 de abril. — El cuerpo sin vida de un hombre fue localizado la madrugada de este lunes en el municipio de San Francisco Tetlanohcan. Estaba cubierto con basura y escombros, como si el crimen no solo buscara ocultar el cadáver, sino degradar aún más su humanidad. El hallazgo revela no solo un hecho violento, sino un performance macabro: una escenificación de desecho humano en el espacio público.
La escena del crimen habla más allá del homicidio. El uso de residuos como velo funerario improvisado plantea una lectura cruda del contexto: la vida puede ser desechable en una sociedad que normaliza la violencia y convive con ella entre montones de olvido y silencio.
Aunque las autoridades ya investigan el caso, el mensaje no está solo en los hechos, sino en la forma: arrojar un cuerpo a la calle, taparlo con basura y dejarlo a la vista de todos es una acción con carga simbólica. ¿A quién va dirigido ese mensaje? ¿A las autoridades? ¿A la comunidad? ¿O es simplemente la expresión más brutal de un entorno que ha perdido el valor por la vida?
En Tetlanohcan, como en muchos municipios del país, los cuerpos aparecen y las preguntas quedan. La fiscalía investigará, como siempre. Habrá carpetas abiertas, protocolos activados y declaraciones oficiales. Pero la puesta en escena ya ocurrió. El cuerpo no solo fue asesinado: fue descartado.
