Jonathan Olvera/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 8 de abril. — El reciente linchamiento ocurrido en San Miguel Xochitecatitla, municipio de Nativitas, Tlaxcala, abre nuevamente el debate sobre el papel de la justicia comunitaria frente a la desconfianza ciudadana en las instituciones. La Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJ) confirmó que la persona asesinada por pobladores no era originaria de Tlaxcala y que ya fue identificada por familiares, mientras siguen abiertas dos carpetas de investigación.
La fiscal Ernestina Carro Roldán informó que las líneas de investigación se desarrollan por separado y que, hasta el momento, no hay elementos que apunten a la participación de otra persona. Sin embargo, más allá de los detalles jurídicos, el caso expone una realidad social alarmante: el acto de linchamiento no fue espontáneo, sino producto de una narrativa colectiva alimentada por la impunidad, el miedo y la falta de respuestas institucionales inmediatas.
Este hecho se suma a otros episodios similares en municipios como San Pablo del Monte y Papalotla de Xicohténcatl, donde los linchamientos han dejado de ser excepciones para convertirse en expresiones crudas del hartazgo social. Carro Roldán aseguró que la FGJ participa activamente en las indagatorias, pero ¿es suficiente una respuesta jurídica cuando la violencia ya ha hecho justicia por mano propia?
Lo que ocurrió en Nativitas no solo es un crimen, sino un performance comunitario trágico, una puesta en escena de la desconfianza donde el castigo físico sustituye al juicio legal, y la sospecha al debido proceso. La víctima, ajena al estado, fue absorbida por una dinámica local donde su origen no fue barrera para ser señalado, perseguido y asesinado.
La fiscalía exhorta a la población a confiar en las autoridades, pero ese llamado parece perderse en una comunidad que prefiere actuar antes que esperar. Y mientras tanto, la línea entre justicia y barbarie se vuelve cada vez más tenue.

Este linchamiento, más que un acto aislado, es un síntoma de una sociedad que necesita algo más que investigaciones abiertas: necesita una transformación profunda en la manera en que se imparte —y se percibe— la justicia.